martes, 9 de junio de 2015

LA GENERACIÓN NINI

El término “nini”, proviene del acrónimo en inglés NEET (ni trabaja, ni estudia, ni recibe información). Se empezó a utilizar por primera vez en Reino Unido en el año 1999, cuando se publicó un informe, elaborado por la Unidad de Exclusión Social de ese país. La “generación nini”, está compuesta normalmente por un grupo de jóvenes de 18 a 30 años, que no se muestran interesados en los estudios ni en el mundo laboral. Su apatía y falta de expectativas en la vida les obligan a convivir con los padres y ser una carga para la sociedad en general.

Cada año en nuestro país, hay más personas que pertenecen a esta generación debido a diversas causas, como por ejemplo, jóvenes provenientes de familias con bajos ingresos, que se ven obligados a abandonar la escuela a una edad temprana por lo que se les dificulta más conseguir un empleo, la paternidad y maternidad en la edad comprendida entre 15 y 19 años, por dedicar todo su tiempo al ocio, por problemas sociales, por no querer estudiar, por dificultades para conseguir empleo, etc. Muchas veces la falta de interés por estudiar o por buscar un empleo, también se puede dar porque saben que siempre van a vivir bajo las comodidades del domicilio familiar y  no se preocupan de independizarse o construir su propia vida.

Para poder acabar con este fenómeno, se suele aconsejar, que cuando son pequeños, no se les deben dar todos los caprichos que ellos desean y no se puede permitir cualquier comportamiento. A medida que van creciendo, hay que enseñarles a ser autónomos, mostrarles el esfuerzo que cuesta en ocasiones conseguir las cosas y darles consejos para que puedan resolver sus problemas. Para poder mejorar esa actitud, se suele motivar a los jóvenes a través de consejos, que les hagan reflexionar sobre su situación actual y los problemas que les pueden causar tanto a ellos como a su familia.









lunes, 8 de diciembre de 2014

ADORNOS NAVIDEÑOS EN SANTANDER


Escribo esta carta porque al moverme por algunas zonas de Santander  y acercándose las fechas navideñas, me he dado cuenta  que no en todas las calles se puede disfrutar por igual de la misma cantidad de adornos navideños.
La otra tarde dando un paseo, observé que  las calles `principales de Santander, como el Ayuntamiento, Paseo de Pereda…  tienen muchas luces de Navidad; sin embargo, si nos movemos por calles secundarias de la ciudad, y ya no hablemos de pueblos cercanos, se aprecia con claridad que lucen muchísimas menos. Me gustaría reseñar que esto es injusto, ya que todos los ciudadanos de Santander, tenemos los mismos derechos de ver adornadas nuestras calles de igual manera. También es importante pararnos a pensar que “todos” pagamos impuestos  y que este derecho de igualdad nos corresponde a todos, vivamos en la calle que vivamos.
Otro punto sobre el que me gustaría hacer referencia es el prendido de las luces. Según mi opinión, cada año el Ayuntamiento de Santander, ilumina antes sus calles, generando esto un gasto innecesario de energía  para la ciudad, ya que se pueden encender  no en noviembre, sino en diciembre.
¿Tendremos en cuenta estos aspectos para mejorar  la calidad de nuestra ciudad?



sábado, 22 de noviembre de 2014

Don Juan Tenorio (Halloween)

ACTO III

ESCENA 2

Buttarelli y Gonzalo, Comendador, padre de doña Inés.

Gonzalo. Patrón, tomad esta pócima y contestad: ¿Conocéis a don Juan Tenorio?
Buttarelli. Sí, ¿qué quiere saber de ese monstruo?
Gonzalo. ¿Tiene hoy en este cementerio algún asunto pendiente?
Buttarelli.  ¿Quién os creéis que sois para preguntar tal barbaridad ¿Acaso seréis Don Luis Mejía?
Gonzalo. No, pero me interesa estar por este lugar tan tenebroso.
Buttarelli. Esta tumba les preparo; acomódense en esa otra. Son los dos zombies más gentiles de España.
Gonzalo. Sí, y los más malignos también.
Buttarelli. ¡Bah! Nadie paga su cuenta como Tenorio y Mejía.
Gonzalo. Quisiera verlos sin que me reconocieran.
Buttarelli. Eso es muy fácil en Halloween.
Gonzalo. Pues trae un disfraz. (Aparte.) De ser cierta la apuesta, antes prefiero a mi hija Inés muerta que verla con un zombie.
Buttarelli. Aquí está.
Gonzalo. Gracias. ¿Tardarán?
Buttarelli. Son cerca de las ocho y pierde quien no esté preparado a tiempo para la fiesta.
Gonzalo. Cúbrome, pues, y me siento. (Se pone el disfraz y se sienta en una tumba apartada. Aparte.) ¡Que un hombre de mi fantasmal vida descienda a tan ruin mansión!


jueves, 2 de octubre de 2014



                              AUTORRETRATO LINGÜISTICO
                                                                                        Por Laura Santos de la Mata

Desde que era niña, todo mí alrededor giraba en torno al español; toda mi familia es monolingüe.  Desde que yo empecé a hablar, solo utilizaba la lengua que me enseñaron en mi casa. Ninguna persona de mi familia es Bilingüe aunque mi madre y mi hermana ahora sí que saben un poco de inglés y me pueden ayudar alguna vez con el idioma.



Mi primer contacto con otra lengua distinta al español, fue con el inglés, cuando tenía cuatro años.  La primera vez que yo escuché esa lengua fue en mi antiguo colegio, aunque la verdad es que sólo aprendíamos palabras como `red´, `blue´, `hello´ y `bye´. La profesora que teníamos  aquel año, nos acercó un poco al conocimiento del inglés y nos puso en contacto con esta nueva lengua. Yo recuerdo que en clase,  cantábamos alguna canción  o repetíamos las palabras  que decía la profesora o incluso hacíamos algún juego sencillo.  Cuando  llegamos a quinto de primaria, las cosas cambiaron, ya que además de tener esta asignatura, teníamos Cultura Británica, en la que el profesor, Nico, nos enseñaba mediante juegos, vocabulario, costumbres, hábitos, de esa cultura. Lo que sí es cierto, es que cuando salí del colegio, no tenía mucho nivel de inglés y  parte de las clases se impartían en español  y no en inglés. Cuando llegue al instituto, las cosas cambiaron, ya que tenía que poner  de mi parte si quería entender a las profesoras, debido a que las clases se impartían enteras en inglés. Al principio,  me costó mucho entender a mis compañeros y a las profesoras;  pero con el paso del tiempo,  me fui acostumbrando.

Otra lengua que estudié es el francés. Empecé a tener contacto con ella en tercero de primaria.  La verdad, es que en el colegio sí que me gustaba ya que las clases eran muy entretenidas y mi profesora me caía muy bien. Estuve estudiando francés durante seis años, pero cuando llegue a tercero de la E.S.O., esta materia era optativa y no la elegí, ya que prefería dar otra que me gustaba más.  Esta lengua,  tuve oportunidad de practicarla, cuando vino a mi casa una chica llamada Melanie, que realizó un intercambio con mi hermana y al año siguiente, Melanie volvió de vacaciones a mi casa.

Aquí finaliza mi autorretrato lingüístico.